Jesuscristo


Jesús de Nazaret, también conocido como Jesús, Cristo o Jesucristo, es la figura central del cristianismo y una de las figuras más influyentes de la cultura occidental. Para la mayoría de las denominaciones cristianas, es el Hijo de Dios y, por extensión, la encarnación de Dios mismo. Su importancia estriba asimismo en la creencia de que, con su muerte y posterior resurrección, redimió al género humano. El judaísmo niega su divinidad, que es incompatible con su concepción de Dios. En el islam, donde se lo conoce como Isa, es considerado uno de los profetas más importantes.

Según la opinión mayoritariamente aceptada en medios académicos, basada en una lectura crítica de los textos sobre su figura, Jesús de Nazaret fue un predicador judío que vivió a comienzos del siglo I en las regiones de Galilea y Judea y fue crucificado en Jerusalén en torno al año 30, bajo el gobierno de Poncio Pilato.

Lo que se conoce de Jesús depende casi absolutamente de la tradición cristiana, especialmente de la utilizada para la composición de los evangelios sinópticos, redactados, según opinión mayoritaria, unos 30 o 40 años, como mínimo, después de su muerte. La mayoría de los estudiosos considera que mediante el estudio de los evangelios es posible reconstruir tradiciones que se remontan a contemporáneos de Jesús, aunque existen grandes discrepancias entre los investigadores en cuanto a los métodos de análisis de los textos y las conclusiones que de ellos pueden extraerse. Existe una minoría que niega la existencia histórica de Jesús de Nazaret.1


Nacimiento e infancia

La Sagrada Familia (José, María y Jesús, con Isabel y su hijo Juan el Bautista, parientes de Jesús según el Evangelio de Lucas. Pintura de Rafael, 1507.

Los relatos referentes al nacimiento e infancia de Jesús proceden exclusivamente de los evangelios de Mateo (Mt 1,18-2,23) y de Lucas (Lc 1,5-2,52). No hay relatos de este tipo en los evangelios de Marcos y Juan. Las narraciones de Mateo y Lucas difieren entre sí:

  • Según Mateo, María y su esposo, José, viven (según parece, pues no se relata ningún viaje ) en Belén. María queda inesperadamente embarazada y José resuelve repudiarla, pero un ángelle anuncia en sueños que el embarazo de María es obra del Espíritu Santo y profetiza, con palabras del profeta Isaías (Is 7,14), que su hijo será el Mesías que esperan los judíos (Mt 1,19-21). Unos magos de Oriente llegan a Jerusalén preguntando por el "rey de los judíos que acaba de nacer" con la intención de adorarlo, lo que alerta al rey de Judea, Herodes el Grande, que decide acabar con el posible rival. Los magos, guiados por una estrella, llegan a Belén y adoran al niño. De nuevo, el ángel visita a José (Mt 2,13) y le advierte de la inminentepersecución de Herodes, por lo que la familia huye a Egipto y permanece allí hasta la muerte del monarca (de nuevo notificada a José por el ángel, que se le presenta por tercera vez: Mt 2,19-29). Entonces, José se instala con su familia en Nazaret, en Galilea.

En los evangelios de Mateo y de Lucas aparecen sendas genealogías de Jesús (Mt 1, 2-16; Lc 3, 23-38). La de Mateo se remonta al patriarca Abraham, y la de Lucas a Adán, el primer hombre según el Génesis. Estas dos genealogías son idénticas entre Abrahán y David, pero difieren a partir de este último, ya que la de Mateo hace a Jesús descendiente de Salomón, mientras que, según Lucas, su linaje procedería de Natam, otro de los hijos de David. En ambos casos, lo que se muestra es la ascendencia de José, a pesar de que, según los relatos de la infancia, éste solo habría sido el padre putativo de Jesús.

Bautismo y tentaciones

La llegada de Jesús fue profetizada por Juan el Bautista (su primo según el Evangelio de Lucas),14 por quien Jesús fue bautizado en el río Jordán.15 Durante el bautismo, el Espíritu de Dios, en forma de paloma, descendió sobre Jesús, y se escuchó la voz de Dios.16













MILAGROS

Según los sinópticos, el Espíritu condujo a Jesús al desierto, donde ayunó durante cuarenta días y superó las tentaciones a las que fue sometido por el Demonio.No se menciona este episodio en el Evangelio de Juan. Después Jesús marchó a Galilea, se estableció en Cafarnaún, y comenzó a predicar la llegada del Reino de Dios.

Según los evangelios, durante su ministerio Jesús realizó varios milagros. En total, en los cuatro evangelios canónicos se narran veintisiete milagros, de los cuales catorce son curaciones de distintas enfermedades, cinco exorcismos, tres resurrecciones, dos prodigios de tipo natural y tres signos extraordinarios.

  • Los evangelios narran las siguientes curaciones milagrosas obradas por Jesús:
  1. Sanó la fiebre de la suegra de Pedro, en su casa en Cafarnaúm, tomándola de la mano (Mc 1,29-31; Mt 5,14-15; Lc 4,38-39);
  2. Sanó a un leproso galileo mediante la palabra y el contacto de su mano (Mc 1,40-45; Mt 8,1-4; Lc 5,12-16);
  3. Sanó a un paralítico en Cafarnaúm que le fue presentado en una camilla y al que había perdonado sus pecados, ordenándole que se levantara y se fuera a su casa (Mc 2, 1-12; Mt 9,1-8; Lc 5,17-26);
  4. Sanó a un hombre con la mano seca en sábado en una sinagoga, mediante la palabra (Mc 3,1-6; Mt 12,9-14;Lc 6,6-11);
  5. Sanó a una mujer que padecía flujo de sangre, que sanó al tocar el vestido de Jesús (Mc 5,25-34; Mt 9,18-26; Lc 8,40-56);
  6. Sanó a un sordomudo en la Decápolis metiéndole los dedos en los oídos, escupiendo, tocándole la lengua y diciendo: "Effatá", que significa "ábrete" (Mc 7,31-37);
  7. Sanó a un ciego en Betsaida poniéndole saliva en los ojos e imponiéndole las manos (Mc 8,22-26);
  8. Sanó a Bartimeo, el ciego de Jericó (Mt 20,29-34; Mc 10,46-52; Lc 18,35-45);
  9. Sanó a distancia al criado del centurión de Cafarnaúm (Mt 8,5-13, Lc 7,1-10, Jn 4,43-54; Jn 4,43-54)
  10. Sanó a una mujer que estaba encorvada y no podía enderezarse, mediante la palabra y la imposición de manos (Lc 13,10-17). Esta curación tuvo lugar también en sábado y en una sinagoga;
  11. Sanó a un hidrópico en sábado, en casa de uno de los principales fariseos (Lc 14, 1-6).
  12. Sanó a diez leprosos, que encontró de camino a Jerusalén, mediante la palabra (Lc 17,11-19).
  13. Sanó a un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo, en Jerusalén, en sábado (Jn 5,1-9).
  14. Sanó a un ciego de nacimiento untándolo con lodo y saliva, tras lo cual le ordenó lavarse en la piscina de Siloé (Jn 9,1-12).
  • En los evangelios canónicos aparecen cinco relatos de expulsiones de espíritus impuros (exorcismos) realizados por Jesús:
  1. Expulsó a un demonio en la sinagoga de Cafarnaúm (Mc 1,21-28; Lc 4,31-37);
  2. a otro en la región de Gerasa (Mt 8,28-34; Mc 5,1-21; Lc 8,26-39);
  3. a otro que poseía a la hija de una mujer sirofenicia (Mt 15,21-28; Mc 7,24-30);
  4. a otro que atormentaba a un epiléptico (Mt 17,20-24; Mc 9,14-27; Lc 9,37-43);
  5. a un "demonio mudo" (Lc 11,14; Mt 12,22).

Además, hay varios pasajes que hacen referencia de modo genérico a exorcismos de Jesús (Mc 1,32-34;Mc 3,10-12).

  1. Resucitó una niña de doce años, la hija de Jairo (Mc 5,21-24, Mt 9,18-26, Lc 8,40-56). Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino solo dormida (Mt 9,24;Mc 5,39;Lc 8,52).
  2. al hijo de la viuda de Naín (Lc 7,11-17).
  3. a Lázaro (Jn 11,1-44).
  • Jesús obró también, según los evangelios, dos prodigios de tipo natural, en los que se pone de manifiesto la obediencia de las fuerzas naturales (el mar y el viento) a su autoridad.
  1. Jesús ordena a la tempestad que se calme y ésta obedece (Mt 8,23-27; Mc 4,35-41; Lc 8,22-25).
  2. Jesús camina sobre las aguas (Mt 14,22-33; Mc 6,45-52; Jn 6,16-21).
  • Tres signos extraordinarios, que tienen un sentido acusadamente simbólico:
  1. Multiplicación de los panes y los peces. Es el único de todos los milagros de Jesús que es registrado por todos los evangelios (Mc 6,32-44; Mt|14,13-21; Lc 9,10-17; Jn 6,1-13). Ocurre en dos ocasiones según los evangelios de Marcos (Mc 8,1-10) y Mateo (Mt 15,32-39);
  2. la pesca milagrosa (Lc 5,1-11; Jn 21,1-19);
  3. la conversión del agua en vino en las bodas de Caná (Jn 2,1-11).

En esos tiempos, los escribas, fariseos y otros, atribuyeron a una confabulación con Belcebu este poder de expulsar a los demonios. Jesús se defendió enérgicamente de estas acusaciones. Según los relatos evangélicos, Jesús no solo tenía el poder de expulsar demonios, sino que transmitió ese poder a sus seguidores. Incluso se menciona el caso de un hombre que, sin ser seguidor de Jesús, expulsaba con éxito demonios en su nombre.






El hijo prodigo

CONOZCAMOS NUESTRA FE CATÓLICA

(48)

El Hijo Pródigo

Jesús enseñaba su mensaje con PARÁBOLAS, es decir, pequeñas historias que todos pudieran entender.
En este folleto queremos estudiar contigo la hermosa PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO, donde Jesús nos muestra el amor inmenso que Dios Padre tiene a sus hijos, a quienes siempre perdona y recibe con los brazos abiertos.


Iremos contándote la historia y al mismo tiempo explicándote qué significa o cómo puedes aplicar a tu vida cada parte de ella.

EL HIJO PRÓDIGO
(Lc 15, 11-32)

EL HIJO MENOR SE MARCHA
Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo a su padre: ¨Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.¨ Y el padre les repartió la herencia. A los pocos días el hijo menor reunió todo lo suyo, se fue a un país lejano y allí gastó toda su fortuna llevando una mala vida.


- Dios es tu Padre que te ama infinitamente. Vivir en la casa del Padre, es vivir al lado de Dios, amándolo, cumpliendo sus mandamientos, haciendo su voluntad.
Sin embargo, Dios te hizo LIBRE y tu puedes escoger marcharte a buscar una vida según tú mas fácil, más divertida, sin reglas, sin límites,
pensando que ahí serás feliz.
El ¨ país lejano es el mundo en el que se ignora todo lo que en casa se considera sagrado. Dejar la casa, es escoger vivir el PECADO.
Piensa detenidamente... hay veces que tú actúas como el hijo menor: te sientes libre porque haces lo que quieres, esté bien o mal. Cada vez que te marches, piensa en el dolor que esta elección tuya traerá al corazón del Padre.

BUSCAS LA FELICIDAD
DONDE NO ESTÁ

Cuando se lo había gastado todo, sobrevino una gran hambre en aquella comarca y comenzó
a padecer necesidad. Se fue a servir a casa de un hombre del país, que le mandó a sus tierras a cuidar cerdos. Gustosamente hubiera llenado su estómago con las algarrobas que comían los cerdos pero nadie se las daba.

- El hijo malgastó todo lo que le había dado su Padre, cayó muy bajo llegando a pasar hambre.
- Cuando usas la herencia (todo lo bueno que te dio Dios) para mal, cuando vives buscando el éxito, el ser importante, el placer, el pasártela cómodo y bien... el darte gusto a ti antes que a los otros... el tener muchas cosas, el sentirte querido y aceptado por los demás ... puedes hacer lo que quieras, sin embargo .... te sientes vacío, incompleto, solo, triste, abandonado, decepcionado. Entonces descubres que en la vida egoísta y de pecado NO ESTA LA FELICIDAD VERDADERA.

¡ SIEMPRE PUEDES VOLVER A CASA DEL PADRE

Entonces, reflexionando, dijo: ¨¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me pondré en camino, volveré a casa de mi padre y le diré:
¨ Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.¨ Se puso en camino y fue a casa de su padre.

- Tienes dos opciones: una, sentarte y decir:
"¡ Qué malo he sido! " , otra, ser humilde y decir:
"Padre, he pecado, me arrepiento, perdóname."
Si, no importa lo bajo que hayas caído, siempre puedes arrepentirte, pedir perdón y volver a empezar.
El sacramento de LA CONFESIÓN es el camino para volver a la casa del Padre.

¿ CÓMO ME RECIBIRÁ EL PADRE ?

Cuando aún estaba lejos, su padre lo vió y se conmovió. Fue corriendo, se echó al cuello de su hijo y lo cubrió de besos. El hijo comenzó a decir: ¨ Padre, he pecado contra el cielo y contra tí. Ya no merezco llamarme hijo tuyo.¨ Pero el padre dijo a sus criados: ¨Traed enseguida el mejor vestido y ponédselo; ponedle también un anillo en la mano y sandalias en los pies. Tomad el ternero cebado, matadlo y celebremos un banquete de fiesta, porque este hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y ha sido encontrado.¨ Y se pusieron todos a festejarlo.

- ¡ El amor que Dios te tiene a ti es el más grande amor que puede haber: es infinito, es gratuito, es misericordioso, no pide explicaciones, siempre perdona, siempre te recibe alegre con los brazos abiertos... corre, te abraza y te cubre de besos!

EL HIJO MAYOR

El hijo mayor estaba en el campo y, al volver y acercarse a la casa, oyó la música y los bailes. Llamó a uno de los criados y le preguntó qué significaba aquello. . Y éste le contestó: ¨Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado porque lo ha recobrado sano.¨
El se enfadó y no quiso entrar y su padre salió y se puso a convencerlo. Él contestó a su padre: Hace ya muchos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca me diste ni un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos. Pero llega este hijo tuyo, que se ha gastado tu patrimonio con prostitutas, y tú le matas el ternero cebado.¨
El padre le respondió: ¨Hijo, tu estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero tenemos que alegrarnos y hacer fiesta porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido encontrado.¨

- El hijo mayor sirve, obedece las órdenes del Padre, pero... no con amor desinteresado. Vive en casa del Padre, pero interiormente está lejos del Padre.
- A veces en el mundo hay más hijos mayores: hombres rectos que por afuera trabajan y cumplen sus obligaciones, se ven buenos, sin embargo, interiormente llevan esta vida como una carga, esperan que todo se les admire y agradezca, están llenos de amargura, orgullo, egoísmo, resentimiento, celos y envidia.

- Estos hombres tampoco pueden encontrar la verdadera felicidad.
- Reflexiona ¿ vivo yo como el hijo mayor?

¿Tengo el valor de reconocer que a veces mi buena conducta, no es tan transparente como parece? ¿Me arrepiento de esto? ¿Còmo puedo curarme si tantas veces he tratado con mis propias fuerzas de cambiar? Solo puedo ser curado desde arriba, desde Dios. Si para mí es imposible, para Dios no hay nada imposible.

EL GRAN AMOR DE DIOS
- Los dos hijos necesitan el perdón de Dios, el sanar. Los dos necesitan volver a casa. Los dos necesitan el abrazo de un Padre misericordioso.
El Padre nunca compara a sus dos hijos, los ama por igual. Si todos los hombres tenemos por igual el amor de Dios ¿por qué vivimos comparándonos unos con otros?
- Tu felicidad verdadera proviene de saber que que eres ¨HIJO¨ de Dios, que El te ama infinitamente, de una manera gratuita y que siempre tiene los brazos abiertos para recibirte de regreso

La Fè

La fe es un término propio de la religión que se refiere al acto de creer ciegamente en algo, ya sea en una deidad o en un conjunto de asuntos propios de la religión en cuestión. La creencia propia de la fe hace del asunto creído algo tan fuerte que adopta el carácter de verdadero aún sin ser comprobado. La fe puede comprenderse también como aquella actitud, que incluye tanto voluntad como intelecto, de totalidad del ser que se dirige a algo divino o a una entidad suprema.

En forma más específica, la religión Católica incluye la fe como una de las tres virtudes teologales, colocándola incluso en el primer lugar, con las que la Iglesia asiente la revelación de Dios.

Una definición de fe es posible de encontrar en la Biblia. Dicha definición se encuentra en Hebreos 11:1 y dice lo siguiente: “Es, pues, la fe la certeza de los que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Como es posible ver, se trata de uno de los pilares fundamentales de la religión Católica, comportándose como uno de los motivos, o incluso el más importante que ha permitido mantener a la Iglesia, como institución, en pie durante tanto tiempo.

Para las religiones en general, sea cual sea su naturaleza, la fe se comporta como algo fundamental, es más, sin la fe de sus fieles, las creencias dejarían de serlo, desvaneciéndose y permitiendo que la religión se desmoronase. Lo anterior, debido a que algo básico de todas las religiones es que hay cuestiones que sólo se creen, asuntos que los creyentes aceptan sólo por que su religión lo afirma, adoptándose como una creencia tan verdadera como aquellos asuntos comprobables a través de la historia o la ciencia.

Más allá del ámbito religioso, la fe está presente en el desarrollo y actuar de todos los seres humanos. Desde cierto punto de vista no podríamos funcionar en el mundo sin la fe o convicción sobre el orden y desarrollo de las cosas, aunque en la mayoría de los casos no contemos con las pruebas ni los conocimientos como para "probar científicamente" estas convicciones, sencillamente creemos en ellas





La creacion del mundo


Algunos al leer las primeras páginas de la Biblia, tal vez se pregunten: ¿Cómo se formó este mundo? ¿Cómo surgió la vida sobre la tierra? ¿Qué nos la ciencia al respecto? ¿Hay contradicción entre la Biblia y la ciencia?

Como cristianos creemos que el mundo y todo lo que en él se contiene, fue creado por Dios y que El es el Ser Supremo, inmanente y trascendente; pero, ¿cómo hizo Dios el mundo?

Durante siglos, la inmensa mayoría de los creyentes, interpretando literalmente las palabras de la Biblia, pensó que Dios había creado todas las cosas desde un comienzo, tal como las vemos ahora. O sea, que había creado el sol, la luna, las estrellas y los había puesto cada uno en su lugar para que siguieran dando vueltas en el firmamento. Se creía también que Dios había hecho los montes, las semillas, las plantas, los animales y el mismo hombre, tal como los vemos ahora y que cada especie había tenido descendientes siempre en todo semejantes a sus progenitores.

Esta era una lectura que hoy llamaríamos «fundamentalista» de la Biblia. Es decir, una lectura que interpretaba cada frase en sentido literal y sin atender para nada al estilo literario que utilizaban los orientales en sus narraciones. Era una lectura sin sentido crítico ni literario. Y de hecho algunas sectas fundamentalistas siguen aún esta tendencia y la exigen a sus adeptos. ¿Qué pensar?

Hoy las ciencias humanas han avanzado mucho y nos aseguran que esos relatos no son históricos en el sentido actual de la palabra, sino que son poéticos y nos presentan el relato bíblico en el marco de una cultura oriental que se expresa preferentemente a través de signos e imágenes poéticas.

¿Qué nos quiere decir, entonces, la Biblia?

En términos de Fe, lo que la Biblia nos quiere decir en los primeros capítulos del Génesis es que Dios creó la materia y que le comunicó un primer impulso para que ésta, a través de sucesivas transformaciones acaecidas durante millones de años, generara la vida, primero la de las plantas, después la de los animales y finalmente la del ser humano.

O sea que Dios, con su infinito poder, creó la materia de la nada y le dio su impulso creador para que se fuera transformando hasta llegar a ser lo que vemos que es el mundo hoy día.

Pero además la creación no fue una cosa del pasado. No fue un hecho que aconteció hace millones de años y que duró un instante. La creación fue y sigue siendo. Dios sigue hoy conservando el mundo y con su divina Providencia lo sigue acompañando hacia su total plenitud.

Esta interpretación surgió en la Iglesia a principios de este siglo y se debió principalmente a un hombre visionario, a un Jesuita llamado Teilhard de Chardin, quien tuvo la genialidad de hacer la síntesis entre los avances de la ciencia y la Biblia. Según esta teoría, entonces, entre la fe y la ciencia no sólo no hay contradicción sino que una mutua complementación.

¿Cómo se habría formado la tierra?

Hoy la ciencia nos dice que el universo cambia a cada momento. Que las galaxias se alejan unas de otras a velocidades de miles de kilómetros por segundo. Que el universo está en constante mutación. Y que mientras aparecen mejores telescopios, más el hombre se asombra de la grandeza del universo y de la pequeñez del planeta Tierra.

La ciencia hoy se inclina por creer que hace miles de millones de años, la materia de la que están hechos los astros, los planetas y la misma Tierra era como una gran masa amorfa, que en un momento dado experimentó una gran explosión -«big bang» la denominan los científicos- y de repente se fragmentó en millones de pedazos que se esparcieron por todo el firmamento. Y después de un larguísimo proceso de fragmentación y de descenso de las temperaturas que eran de millones de grados, empezaron a aparecer los astros, los planetas y las estrellas, tal como los vemos ahora. En un comienzo, entonces, la Tierra formaba parte de aquella gran masa amorfa de materia y energía que explotó repentinamente y que se disgregó por el universo. Después aquella masa se fue enfriando y cuando se dieron las condiciones adecuadas, lentamente a través de millones de años, surgió la vida.

¿Cómo surgió la vida y el ser humano?

Cuando en la Tierra se dieron las condiciones adecuadas de temperatura, agua y aire, empezaron a aparecer los primeros seres vivientes. Primero fue una vida muy primaria y molecular, después apareció la vida vegetal y finalmente la vida animal. Los seres más primitivos fueron núcleos celulares. Después de sucesivas transformaciones aparecieron los nuevos géneros de vida, tanto vegetal como animal. Y así, poco a poco fueron apareciendo las plantas, los peces y las aves y todos los animales. Así la vida fue desarrollándose lentamente hasta llegar a ser lo que es hoy.

La vida, primero en el mar y después sobre la tierra, surgió tras millones de años de mutaciones y transformaciones. Los seres vivientes nacieron, crecieron y fueron adaptándose al medio. Unos permanecieron en el mar y otros emergieron hacia la tierra y fueron evolucionando, es decir, se adaptaron al nuevo medio. Y así muchos seres terrestres, se desarrollaron en el mar durante la primera etapa de su vida y después, millones de siglos más tarde, emergieron hacia la superficie de la tierra.

Según esta interpretación, Dios habría dado a la creación el impulso inicial, y habría fijado las leyes a la naturaleza , y ésta, obedeciendo al impulso del Creador en una cadena ininterrumpida de transformaciones, llegó a generar las diferentes especies de vida -de plantas, aves, peces y animales- que hoy vemos en nuestro planeta. Y de una de estas especies, previamente elegida por el Creador, habría salido el «homo sapiens». Esto es lo que se enseña hoy en cualquier libro de biología sobre el origen del universo y del hombre. Se enseña que la vida del antepasado del hombre surgió del mar y que a través de millones de años fue adaptándose a la tierra, es decir al terreno seco. Se agrega también que primero, el antepasado del hombre, anduvo en cuatro patas, luego se fue irguiendo de a poco y que finalmente se irguió y caminó sobre dos pies. También, en colecciones de cráneos que se han podido recopilar y estudiar, se muestra cómo las formas el cerebro del hombre fue evolucionando hasta transformarse en el «homo sapiens».

Ahora bien, en el plano teológico hay que afirmar que para que el antepasado del hombre pasara del estado de no -hombre al de hombre-racional hay que creer que hubo una intervención especial de Dios.

Cada alma es creada por Dios.

Ya el Papa Pío XII en la Encíclica «Humani Generis», en 1950, afirmaba que «no era contrario a la fe reconocer al cuerpo del hombre un origen que podía ser una materia viva, con tal de mantener que las almas son creadas directamente por Dios, lo que es compatible con un cierto evolucionismo».

Cabe notar aquí cómo la Iglesia -Madre y Maestra también en la interpretación de la Biblia- hace hincapié en que el hombre está formado de cuerpo y alma y que el alma no puede ser fruto de esta evolución cíclica sino que cada alma por ser única e irrepetible es creada directamente por Dios. De ahí, entonces, la gran diferencia que hay entre el ser humano en relación a los otros seres vivos de la creación.

La creación del alma, que en definitiva es lo que le da dignidad al hombre, es una acción directa e inmediata del Creador. Y cuando un hombre y una mujer se unen para generar una nueva vida, entonces Dios crea el alma única, inmortal e irrepetible de cada nuevo ser.

Millones de personas durante siglos han interpretado los primeros libros del Génesis en forma literal, es decir, pensaron que Dios creó el mundo en seis días como los nuestros y que todo lo creó tal cual lo vemos hoy día.

Hoy tenemos nuevos elementos para interpretar cómo surgió la vida sobre la tierra. Como católicos, entonces, podemos aceptar la teoría de la evolución, según la cual Dios creó la materia y le dio el primer impulso creador. Y llegado el momento elegido por el mismo Dios, y previa una especial intervención suya, crea el alma, y de ahí surge el ser humano.

Y esta teoría en nada disminuye el poder y la grandeza de Dios Creador sino todo lo contrario, que más y más lo aumenta ya que así Dios no sólo aparece como autor de la materia y del cosmos sino también de las leyes que rigen el universo. Y es en este contexto que recobra todo su sentido el texto de San Pablo a los Colosenses (Col. 1, 15- 20), en que aparece la figura de Cristo Redentor como centro de la creación, quien diviniza a los hombres en una espiral ascendente hasta la plenitud de su vocación divina.

Hizo Dios Nuestro Señor

con su gran sabiduría

las estrellas, sol y luna

la noche y también el día.



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