Cuando pensamos en la Paz, lo primero que se nos ocurre es la ausencia de guerra. Pero la Paz es mucho más que eso.
Así como la Siembra comprende una suma de tareas que incluye preparar la tierra, delinear los surcos, seleccionar las semillas, elegir el momento oportuno, hacer acopio de los materiales y herramientas que se van a utilizar, y no solamente el hecho de introducir las semillas en la tierra, la Paz también implica muchas cosas.
La Paz implica preparar el terreno para que no surjan circunstancias que la puedan poner en peligro.
La Paz necesita de la tolerancia, de la justicia, de la igualdad, de la solidaridad, y también de la responsabilidad de los gobernantes, quienes tienen el destino de los pueblos en sus manos, para tomar decisiones acertadas que hacen al bien común.
La Paz se nutre de las buenas intenciones, de la educación, de la comunicación, del compromiso, del respeto.
La Paz se hace presente en cada momento del día, en el pan en la mesa, en la dignidad del trabajador que gana su sustento honradamente, en el trato cordial de un empleado público, en los jóvenes que se preparan para ser personas de bien, en el vuelo migratorio de las aves, en un niño que aprende a cuidar un árbol, en un abuelo que sonríe, en la primera siesta de un bebé, en la evolución del ser humano hacia su destino superior, en el progreso de la ciencia aplicada a la sanación, en el respeto por la Madre Tierra, por lo sagrado, por el río, por nuestros hermanos animales, por los primeros habitantes de estas tierras, por nosotros mismos...
Todo eso es La Paz...
Y tantas cosas más que podemos descubrir a cada instante... si tenemos la suerte de poder vivir en Paz.
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